Fe verdadera

La fe es «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.» Así es como Pablo define en su carta a los hebreos define el elemento fundamental para seguir a Jesucristo de forma auténtica.

Aun la persona que diariamente habla con Dios y lee la Biblia, acude a las reuniones de culto a Dios y de estudio bíblico y contribuye económicamente con su iglesia local, con la obra misionera y con los más necesitados, puede estar engañándose a sí misma si por encima de todas esas «obras» no hay fe, lo cual, en la práctica, consiste en confiar en la Palabra de Dios y cumplirla.

El cumplimiento de lo que Dios dice consiste en pensar, hacer y decir lo que agrada a Dios. De hecho, Santiago en su carta dice: «Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana» (capítulo 1, versículo 26).

Jesucristo se pronunció sobre este asunto al comparar la actitud de un estudioso de la Biblia y la de un cobrador de impuestos corrupto. El experto se dirigía a Dios diciendo: «te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este cobrador de impuestos; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.» Jesús dice que, orando así, el fariseo no estaba hablando con Dios de verdad, sino consigo mismo. En cambio, el cobrador de impuestos corrupto decía: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!».

Esta historia concluye con la siguiente afirmación de Cristo: «cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.» Es así como se expresa una fe auténtica. Es así como se vive la verdadera religión, que Santiago resume como ayudar a los más necesitados y no corromperse con el pecado.

¿Vives la fe verdadera?


Mateus Rodrigues de Mendonça

* Las opiniones de los autores son a título personal y no representan necesariamente la posición de la Iglesia Evangélica Presbiteriana de España.