Jesucristo es Dios, está vivo y regala vida eterna a todas las personas que creen en estas verdades y en que con su muerte pagó el precio de los pecados en su lugar. Es la salvación, un regalo inmerecido (gracia).

Esa es la gran clave que hace que aquel hombre sencillo y humilde dejara un legado tan importante: millones de personas que han experimentado a lo largo de la historia una perspectiva de vida llena de esperanza y amor.

El impacto de lo que hizo Jesús fue tan grande que hoy calculamos los años según el que se considera el año en que nació, que sería el año 1, el "año del Señor", y los siguientes son los años "después de Cristo". Antes de su nacimiento hablamos de la época "antes de Cristo".

Pero más allá de cambiar los calendarios, Jesús cambia vidas, y esas personas han integrado el llamado "Cuerpo de Cristo", su Iglesia, expresada en todo el mundo con diferentes nombres y formas, pero con un propósito común.